YO soy mucho de la Montaña. Soy de la Montaña de toda la vida. De la mar de Castilla. De la que crió a media España con el Pelargón que Nestlé hacía en La Penilla. Soy de la Montaña del sobao pasiego.La que inventó la emigración antes que nadie y eso de los emprendedores antes que existiera tal palabra. Hablo de la Montaña de los montañeses de Sevilla y de los chicucos de Cádiz. La de los jándalos que se vinieron a trabajar a Andalucía con pantalón corto, se pasaron la vida detrás del mostrador de un almacén de ultramarinos o de una tienda de comestibles, durmieron debajo de ese mismo mostrador sin quitarse el babi de crudillo, ahorraron y cuando tuvieron un dinero se establecieron como comerciantes, con tiendas que pregonaban poemáticos nombres en recuerdo de su tierra: El Valle del Pas, La Flor de Toranzo, La Gloria de Villacarriedo. Esa es mi Montaña, qué Cantabria ni Cantabria.ANTONIO BURGOS.

martes, 30 de abril de 2013

La comida municipal



La comida municipal

"El Rathausrestaurant es el restaurant del Ayuntamiento de Múnich. En este Ayuntamiento no sólo comen carne los concejales, como en los Ayuntamientos de España, sino que puede comerla todo el mundo. Yo he ido a comer el otro día la comida municipal. Influido por una serie de prejuicios españoles, creí que me iban a servir ladrillos a la jardínière, vol-au-vents de cemento armado, perdices asfaltadas y carne de contribuyente. Nada de esto. En el Ayuntamiento de Múnich no hay tanto apetito como en los Ayuntamientos españoles. Se come mal, pero honradamente. La Sauerkraut es como la de todos los otros restaurants, y carece en absoluto de sabor político. Uno puede pedir un bistec en el Ayuntamiento de Múnich, sin temor de que este bistec sea un bistec de ciudadano. Lo que ya no aseguro es que sea de buey precisamente.”
— “Alemania” - Julio Camba



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